
Somos conscientes de que una de las tareas más cruciales es contratar a personas cualificadas para trabajar en su restaurante. Los meseros pueden ser el primer punto de contacto del cliente con su servicio. Contrariamente a la creencia popular, atender a los clientes requiere un conjunto específico de habilidades sociales y técnicas, algunas de las cuales pueden resultar cansinas con el tiempo. Por ello, en este artículo enumeraremos seis características que debe poseer un buen mesero.
1. Para empezar, hay que saber escuchar
Ser un mesero experto requiere que preste mucha atención a los pedidos y peticiones de sus clientes. Como cada restaurante tendrá su propio menú, con el tiempo le resultará más fácil recordar la mayoría de las comidas. Sin embargo, a veces los pedidos incluyen requisitos especiales, lo que convierte un pedido sencillo en una preparación difícil.
Puede haber más alteraciones y la creación de nuevos parámetros mientras el mesero está tomando el pedido. El mesero tendrá que estar atento y prestar mucha atención a los deseos de cada cliente, ya sean ajustes de la comida o del plato principal, bebidas o peticiones especiales de coberturas o salsa.
2. ¿Recuerda el pedido completo?
Un mesero experto tiene una memoria excelente, aunque la mayoría de los meseros de restaurante utilizan un bloc para anotar los pedidos y sus detalles. Además, no siempre tiene tiempo de anotar todos los aspectos de cada pedido.
Recibir exactamente lo que quería como cliente, ya sea la bebida adecuada o la comida con las instrucciones que solicitó, ¡no deja mejor sabor de boca!
Aunque pueda parecer sencillo recordar un pedido, es importante tener en cuenta que un mesero puede ser responsable de varias mesas. En ocasiones, grupos numerosos pueden ocuparlas en momentos de gran afluencia, lo que hará que una actividad sencilla resulte más complicada.
Por lo tanto, tener una excelente memoria simplificará su trabajo, mantendrá a los clientes satisfechos y aumentará su propina.
3. Consiga un equilibrio entre frecuentar las mesas y darles su espacio
Parece lógico que los meseros no puedan ofrecer a todos los clientes toda su atención, dados los tiempos y horarios ajetreados de un restaurante. A nadie le gusta que le traten con descortesía, sobre todo cuando está pagando por el servicio. Por otro lado, un mesero que a menudo escucha las conversaciones de los clientes o les interrumpe puede resultar un poco molesto.
Por lo tanto, es importante entender cómo equilibrar la atención que se presta a las mesas si se quiere ser un mesero competente. Comprender la comunicación no verbal, como las señales típicas que se utilizan para pedir la cuenta o responder a una llamada, es crucial para ofrecer un excelente servicio al cliente.
4. Hay que saber adaptarse
La única constante en el negocio de la restauración es el cambio. Aunque las tareas sean las mismas cada día, no hay dos iguales y no todo es predecible. Un mesero experto debe ser capaz de adaptarse tanto a los periodos más lentos de un restaurante, repletos de trabajos rutinarios, como a los días más ajetreados, cuando los pedidos no dejan de llegar. Su comodidad con el cambio le permitirá rendir admirablemente.
5. Una sonrisa es la mejor moneda de cambio y puede darle una buena propina
Somos conscientes de que no todos los consumidores serán educados o amables. Tratar con clientes que descargan su irritación o furia contra usted es uno de los escenarios más desafiantes a los que puede enfrentarse. La mejor manera de manejar estas situaciones es con una actitud positiva, ya sea porque la comida tarda en hacerse o porque han llegado demasiado tarde.
Saber cuidar lo que se puede controlar, como la atención y la calidad del servicio, es el resultado de ser un buen mesero. Los clientes se sentirán más a gusto y podrán valorar su restaurante de forma más favorable si sonríe y demuestra su deseo de que tengan una experiencia positiva.
6. Siempre hay trabajo por hacer
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